Aeterna Noctis

09/02/2024 - 20:20



Hacer un metroidvania es algo muy complicado. Hace falta una amplia gama de habilidades, secretos y jefes. Además, se necesita un diseño de niveles original, variado e inteligente. Pero sobre todo hace falta que logre destacar, pues en los últimos años la popularidad de este subgénero (o género podríamos decir ya) ha crecido como la espuma.

No basta con hacer un buen metroidvania; hay que aspirar a hacer el mejor. Y eso es exactamente lo que se han propuesto en Aeternum Game Studios, un pequeño equipo español afincado en Talavera de la Reina.

Aeterna Noctis narra la eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, representados en su mundo por dos figuras inmortales enzarzadas en una lucha eterna: la reina de la luz y el rey de la oscuridad.

Durante siglos, estos dos seres divinos se han enfrentado en combate para mantener el equilibrio de Aeterna; cuando uno de los dos es derrotado, se le envía de vuelta al mundo de los mortales, despojado de todos sus poderes, para que recupere su fuerza y pueda enfrentarse de nuevo al vencedor. Un ciclo eterno.

Aeterna Noctis comienza con el rey de la oscuridad siendo derrotado, sirviendo como la base habitual de todo metroidvania: tenemos a un personaje despojado de todas sus habilidades, lo que se traduce en que inicialmente el repertorio de ataques y movimientos es limitado, y que muchas zonas son infranqueables hasta obtener la habilidad adecuada.

Pero dentro de los metroidvania, Aeterna Noctis apuesta por hacer las cosas de una forma algo diferente. Por ejemplo, las habilidades: en lugar de encontrarlas repartidas por el mapa, están ahí, nada más empezar el juego, ocultas tras diez gigantescas puertas blancas (que también sirven como breve tutorial sobre su uso).

Por supuesto, para abrir dichas puertas antes tenemos que dar con la llave necesaria, pero es un cambio que resulta curioso y aporta frescura dentro de un género en el que parece que ya está todo inventado.

En lo que a estructura se refiere, hay que reconocer que Aeterna Noctis hace las cosas muy bien. Inicialmente, estamos obligados a seguir un camino... Pero pronto se empiezan a abrir ante nosotros opciones y debemos elegir si abordar una zona u otra, dándonos mucha libertad para elegir qué objetivo perseguimos en cada momento. Y, de vez en cuando, no falta esa sensación de estar perdidos que tan bien sienta en los metroidvania... a nosotros, al menos, nos encanta, pues suele ser un indicativo de que la exploración y el diseño de niveles están muy logrados.

Pero quizás el aspecto más destacable de Aeterna Noctis es la inmensa cantidad de contenido que ofrece. Que su "estilo independiente" no os engañe: estamos ante un título que esconde diferentes tipos de armas, objetos con efectos muy variados, coleccionables, misiones secundarias, un abundante número de secretos, 16  zonas muy diferentes, gran variedad de enemigos, imponentes jefazos, un gran árbol de habilidades que nos permite priorizar diferentes estilos de juego...

Es un juego gigantesco, también en lo que se refiere a la envergadura de su mundo. Es la clase de título que ofrece tanto por tan poco que es inevitable sentir que estamos atracando a sus responsables.

Se puede decir que Aeterna Noctis pone el el foco jugable sobre el plataformeo, y más concretamente sobre complicados desafíos plataformeros que requieren una enorme habilidad a los mandos y una comprensión total de las habilidades a nuestra disposición.

El control, por suerte, responde con precisión en la inmensa mayoría de ocasiones. Y decimos inmensa porque tenemos una pequeña pega: hay momentos en los que si presionamos el botón de salto poco después de tocar el suelo el juego no reconoce el "input", algo que nos ha supuesto unas cuantas muertes.

Hablar de dificultad siempre es peliagudo, pues hay jugadores que adoran los retos y otros que los rechazan profundamente. La elevada dificultad de Aeterna Noctis va a suponer una enorme barrera para quienes vengan buscando un metroidvania tradicional.

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