Boxes: Lost Fragments

28/07/2025 - 11:55



Boxes: Lost Fragments es un juego que, aunque discreto en su lanzamiento, se convierte en una de esas pequeñas joyas para quienes aman los rompecabezas bien diseñados, los entornos inmersivos y el misterio silencioso. Desarrollado por Big Loop Studios, este título de puzles en primera persona se inspira claramente en obras como The Room, pero logra mantener una personalidad propia gracias a su ambientación opresiva y mecánicas ingeniosas.

Con una fuerte apuesta por el diseño de objetos mecánicos, cerraduras imposibles y cajas que esconden secretos dentro de secretos, el juego atrapa desde el primer instante. No hay enemigos, no hay diálogos, ni siquiera hay una narrativa directa. Pero todo está impregnado de una sensación de inquietud y descubrimiento que te empuja a abrir cada caja como si detrás de ella se escondiera la verdad de todo.

Jugabilidad: cajas dentro de cajas… y cada una más compleja

La propuesta jugable de Boxes: Lost Fragments gira en torno a resolver elaborados rompecabezas tridimensionales, manipulando cajas, mecanismos y artefactos en escenarios aislados. Cada nivel es una sala cerrada donde una o varias cajas mecánicas son el centro del desafío. Al interactuar con sus partes móviles (paneles, engranajes, cerraduras, palancas) vas desbloqueando nuevas secciones que a su vez abren nuevas posibilidades.

La interfaz es minimalista y clara: clic izquierdo para interactuar, clic derecho para observar más de cerca, y un inventario contextual que guarda objetos clave que debes usar en el momento preciso. La lógica de los puzles se basa en la observación, la deducción y la memoria visual, sin elementos aleatorios ni soluciones ilógicas.

Aunque cada caja funciona como un rompecabezas independiente, la estructura de progresión del juego está diseñada para que la dificultad aumente de forma orgánica. Las primeras cajas son relativamente simples, pensadas para enseñarte cómo pensar dentro del mundo de Boxes, pero los niveles posteriores elevan la complejidad hasta exigir una atención total al detalle.

Diseño de puzles: elegancia mecánica y lógica pura

Uno de los mayores logros de Boxes: Lost Fragments es el diseño de sus puzles. Cada caja es como una escultura interactiva, con múltiples capas y mecanismos interconectados que requieren ser activados en el orden correcto. No hay ayudas explícitas ni marcadores obvios; el juego confía en que observes con atención y uses tu razonamiento.

Cada interacción tiene una consecuencia lógica y tangible: mover una pieza libera otra parte, girar un componente abre una compuerta, o usar un objeto encontrado en el lugar exacto hace que una caja revele su núcleo. Este enfoque de causa-efecto está tan bien implementado que raramente te sentirás perdido. La satisfacción al resolver cada paso es inmediata y adictiva.

Además, la variedad de puzles está bien pensada: hay acertijos basados en patrones visuales, rotaciones tridimensionales, combinaciones de símbolos, laberintos internos y mecanismos en cadena. Algunos de ellos incluso te obligan a pensar fuera del ángulo de visión habitual, girando las cajas o prestando atención a detalles en el entorno.

Ambientación: entre lo gótico y lo mecánico

Aunque Boxes: Lost Fragments no tiene una narrativa explícita, su ambientación sugiere una historia. Cada sala está decorada con un estilo entre victoriano y steampunk, lleno de sombras, madera envejecida, metales oxidados y luces cálidas que apenas iluminan el entorno. Este diseño artístico genera una atmósfera misteriosa, casi sobrenatural, que convierte cada caja en una especie de artefacto prohibido.

La arquitectura de las habitaciones también tiene un papel importante. Algunas parecen gabinetes de coleccionista, otras evocan antiguos laboratorios o capillas secretas. Sin ningún personaje visible, eres tú frente a estos espacios congelados en el tiempo, con la sensación de que cada objeto tiene un propósito olvidado.

Todo ello refuerza la inmersión: no estás resolviendo puzles por resolver, sino desentrañando secretos antiguos, abriendo reliquias mecánicas que fueron creadas por mentes que sabían demasiado.

Apartado sonoro: sutileza, ecos y engranajes que hablan

El sonido en Boxes: Lost Fragments es tan minimalista como efectivo. No hay música invasiva ni efectos excesivos. Lo que se escucha es lo justo y necesario: el clic de una cerradura, el chirrido de una tapa que se abre, el roce de un engranaje, el golpeteo metálico de una pieza que cae en su sitio.

Estos efectos están tan bien integrados que se convierten en señales jugables. A veces sabrás que vas por buen camino simplemente por cómo suena la caja al manipularla. También hay una ambientación sonora de fondo con ecos, susurros lejanos y crujidos, que añade una capa de tensión y refuerza el aura de misterio.

La ausencia de música tradicional contribuye a esa sensación de concentración absoluta. Nada te distrae, todo te obliga a prestar atención.

Duración y rejugabilidad: breve pero intensa

Boxes: Lost Fragments no es un juego largo. Completarlo puede llevar entre 3 y 5 horas, dependiendo de tu habilidad con los rompecabezas. Sin embargo, esa duración está perfectamente medida. Cada caja es una experiencia densa, sin elementos de relleno ni tramos innecesarios.

La rejugabilidad, eso sí, es limitada. Una vez resueltos los puzles, no hay variaciones o contenido adicional significativo que justifique otra partida inmediata. Aun así, el viaje merece totalmente la pena, y es probable que recuerdes ciertos acertijos con admiración durante mucho tiempo.

Conclusión: una joya para amantes de los rompecabezas atmosféricos

Boxes: Lost Fragments no pretende ser un juego masivo ni revolucionario, pero cumple con maestría su propósito: ofrecer una experiencia de puzles envolvente, desafiante y estéticamente impecable. Su combinación de diseño mecánico brillante, ambientación oscura y ritmo pausado lo convierten en un título imprescindible para quienes disfrutan pensando con calma y dejándose atrapar por el misterio.

Si te atraparon juegos como The Room, Machinarium o Myst, aquí tienes una nueva caja de sorpresas que merece ser abierta. Y si nunca has jugado algo así, este puede ser el mejor punto de entrada a un género que mezcla arte, lógica y maravilla.

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