Flynn: Son of Crimson

31/01/2024 - 11:40



Flynn: Son of Crimson es uno de esos juegos indie ideal para todos aquellos amantes de los juegos de plataformas bidimensionales centrados en las aventuras y con toques clásicos. El título de Studio Thunderhorse no reinventa nada, pero tampoco necesita hacerlo. Su virtud principal es cómo han sabido aprovechar las herramientas de las que disponen y cómo ejecutan sus mecánicas.

Este título nos pone en la piel del joven Flynn en una historia que narra el viaje del héroe para proteger su patria. Un mal implacable asoma sin avisar en la bella isla de Rosantica. La barrera entre la isla y The Scourge se ha resquebrajado, dando lugar a fenómenos sobrenaturales con criaturas hostiles que pueblan poco a poco cada territorio de la isla. Flynn es el elegido, el encargado de acabar con esta calamidad y restablecer así una paz amenazada. No lo hará solo… O sí. Dex, su compañero místico y espíritu guardián, será su acompañante en este viaje, aunque tendréis que descubrir hasta qué punto.

Es así como se presenta un título que ha estudiado a fondo obras clásicas que marcaron en su momento el libro de estilo de los sidescroller RPG. Se respira la esencia de Shovel Knight; no solo en estructura, sino en su esquema de control. La obra de Yacht Club Games se sabe un referente, pero no se empeña en imitarla, sino que ahonda de forma sorprendente en un elenco de movimientos y acciones que dan identidad al conjunto. Realmente, Flynn: Son of Crimson sabe diferenciarse lo suficiente como para que las comparaciones se olviden al cabo de los primeros niveles. Su duración, de apenas 6 horas a ritmo medio, te deja con ganas de más; aunque también evita de ese modo que se pierda el factor sorpresa. Apenas repite situaciones, sabe cómo integrar las nuevas habilidades del personaje y mezclarlas entre sí para que cada tipo de enemigo sea débil a un tipo concreto de magias elementales; aunque no termina de explotar.

Una cosa que sorprende es lo mucho que afecta a la jugabilidad utilizar la espada, el hacha o las garras; no tanto porque se controle diferente o infrinja más o menos daño (incluso tienen combos diferentes), sino porque los enemigos pueden ser invulnerables a un tipo concreto de movimiento… y terriblemente débiles a otro. Esto intensifica el elemento Action RPG de Flynn: Son of Crimson de forma exponencial, especialmente en las últimas fases y los jefes finales de zona; sumado a que el correcto diseño de niveles también está dibujado teniendo este aspecto en cuenta.

La realidad es que Flynn: Son of Crimson no es un metroidvania, es un plataformas de avance lateral, y sus puzles son extremadamente sencillos. Algunos de ellos cortan el ritmo tan activo de la jugabilidad. Su gran virtud, junto al esquema estrictamente mecánico y de control, son los jefes finales. Como si de Mega Man se tratase, solemos llegar a ellos con al menos una nueva habilidad, pero no peca de ella, más bien combina todo lo aprendido y nos llega a poner en más de un aprieto. En total, hay media docena de ellos y culminan cada parte de la región amenazada. De vez en cuando, nuestro progreso por el mapa se verá interrumpido por una calamidad, que no deja de ser un enfrentamiento contra un jefe: hasta que no lo venzamos, todos los niveles estarán bloqueados.

Belleza por los cuatro costados

Como podéis imaginar, en este caso las apariencias no engañan: Flynn: Son of Crimson es un título precioso, entra por los ojos y tiene unas animaciones fantásticas. Su apuesta por el 2D se centra en el color, tanto de personajes como de escenarios, y luce bien en cualquier tamaño de pantalla a 60 FPS. Las animaciones de los personajes, en especial Flynn y Dex, están repletas de detalles, igual que los escenarios y los enemigos que encontramos durante la aventura. Por eso es una lástima que la variedad sea tan baja a este respecto. Terminas identificando muy pronto los patrones de una inteligencia artificial que deja un poco que desear. En ocasiones, es mayor obstáculo el propio entorno que los enemigos en sí.

En definitiva, Flynn: Son of Crimson es una aventura fresca, agradable, bien ejecutada y sin demasiadas pretensiones, un título honesto en todos los sentidos que, esperemos, sirva a este estudio para hacer o bien una secuela más grande y ambiciosa o bien experimentar con otros géneros. No hay nada que falle, aunque tampoco se ha logrado la excelencia. Terminarlo con una sonrisa es el síntoma de que se ha hecho un gran trabajo.

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