Ghostwire: Tokyo
14/07/2023 - 20:05Ghostwire Tokyo llega de la mano de los creadores de The Evil Within y nos trae una aventura de acción en mundo abierto repleta de seres espectrales y de folclore y cultura de Japón.
La producción de Bethesda es una de las superproducciones más originales que ha salido al mercado últimamente. No es porque haga algo rompedor ni en sus mecánicas de juego ni en la estructura de su mundo abierto, ni mucho menos en su historia, sino por su excelente ambientación, por cómo la recreación densa y detallista de Shibuya cambia el modo en que nos movemos por esos espacios y por la divulgación que hace de la cultura y el folclore de Japón.
Tango Gameworks, el estudio de Shinji Mikami, se pasan del survival horror a uno de los géneros más populares: la aventura de acción en mundo abierto. Aunque no vamos a pasar miedo, la inquietante atmósfera sobrenatural de Tokio, los grotescos seres espectrales a los que nos enfrentamos y las secciones que abrazan el surrealismo dejan claro que detrás de esto está, aunque sea en el rol de supervisión, el creador de Resident Evil.
La premisa argumental toca varios temas interesantes. La población de la zona de Tokio que exploramos en el juego, Shibuya y sus alrededores, se ha desvanecido por culpa de una misteriosa niebla que ha aislado el lugar. Encarnaremos en primera persona a Akito, un joven que se salva de la purga porque ha sido poseído por KK, un detective de sucesos paranormales con quien tendrá que compartir el mismo cuerpo. El investigador ya estaba tras la pista de Hannya, el malo responsable de la situación, y convence al protagonista para que le ayude a dar caza al villano a cambio de que se pueda aprovechar de sus poderes espectrales, necesarios para su supervivencia y para rescatar a su hermana enferma, implicada de algún modo en todo esto.
La trama juega constantemente con el misterio. ¿Quién es Hannya y por qué está haciendo todo esto? ¿Quiénes son KK y el resto de personajes que formaban parte de esa agencia de investigación espectral? ¿Qué son los Visitantes, las criaturas espectrales que vagan por la ciudad? ¿Qué ha hecho Akito y por qué se preocupa tanto por su hermana? Así, se recorren temas como el espiritismo, la asunción de la pérdida y la responsabilidad familiar.
En cuanto al sistema de combate hay que decir que es bastante original. Es una mezcla de un FPS con mecánicas propias de un juego de acción cuerpo a cuerpo. Disponemos de tres magias elementales distintas que podemos cargar para que sean más poderosas: la de viento, destinada a ataques rápidos y la que usaremos la mayor parte del tiempo; la de agua, indicada para atacar a varios enemigos cercanos a la vez; y la de fuego, que reservaremos para los enemigos más resistentes. Estaremos cambiando constantemente entre ellas porque son limitadas: hay que conseguir recursos para cargarlas, ya sea rompiendo los elementos etéreos del escenario o arrancando el núcleo de los enemigos de manera similar a las ejecuciones de Doom.
Por lo tanto, en los combates es muy importante posicionarnos bien y movernos continuamente, evitando que se queden enemigos a nuestra espalda y también que se acerquen demasiado, a no ser que queramos bloquearles un ataque en el momento justo para desequilibrarlos y que abran sus defensas. Los adversarios en general son muy duros y lo óptimo no es machacarlos uno a uno, sino debilitar a varios los suficiente para que expongan su núcleo y ejecutarlos simultáneamente en la pequeña ventana de tiempo que hay antes de que se recuperen.
Eso sí, es más fácil decirlo que hacerlo, porque hay enemigos que se protegen constantemente con sus paraguas, otros que nos lanzan multitud de proyectiles que hay que esquivar como si estuviéramos en un bullet-hell, algunos que se abalanzan rápidamente ante nosotros y otros que son tan veloces y contundentes que suponen una amenaza por sí mismos y un gran reto
En definitiva, Ghostwire Tokyo es un juego que merece la pena jugar, sobre todo si te gusta el tema del folclore y la cultura japonesa y quieres recorrer las calles de Shibuya disfrutando de la tensión que aporta el juego.